El sábado estuvimos conversando con la Profesora en Artes Visuales, Gaby Guastelli. Te dejamos el audio y el texto de la entrevista para que lo disfrutes como prefieras. Además una hermosa galería de imágenes con sus producciones.
Hace rato, que queríamos seguir charlando con vos sobre la cerámica y tu lindo arte… ¿cómo viene este año? ¿Cómo está organizado el taller?
¿Vos sabes qué? Hoy que pensaba que iba a hablar con vos… Me puse a pensar cuántos días hace que yo estaba en esto… Y que estoy en el arte, y que me dedico así de lleno, hace treinta años, un montón… dando clases y haciendo producción. Así que feliz.
¿Cómo arrancaste con esta vocación, por decirlo de algún modo?
Fue un descubrimiento casi medio casual. En realidad, a mí siempre me gustó el arte, pero bueno, cuando yo iba a la secundaria, no había orientaciones… específicas, como por ahí hay ahora, y bueno… sí, disfrutaba mucho de las materias que estaban relacionadas con el arte. Y aparte hacía cosas en casa, sola o mirando a mi abuela, el tejido, y a mi mamá que hacía tortas y las decoraba… Ese tipo de cosas que uno tiene, que vive en la familia y que por ahí lo disfrutas más que cualquier otra cosa. Y a la hora de elegir que estudiar, no sabía qué, yo sabía que quería algo con las manos, pero bueno, todavía no estaba tan en auge todo esto del arte, y de los talleres de arte, por lo menos acá. Y me había ido a estudiar a La Plata, me volví. Me fui a Junín, me había anotado en matemáticas… y el mismo día que arranca el profesorado algo me llevó a la escuela de arte… y ahí me anoté, me inscribí, y en vez de empezar matemáticas me quedé en la Escuela de Arte, sentía como esta curiosidad de ver qué hacemos… Qué se hacía, pero empecé y nunca paré, incluso ahora doy clases ahí, entonces, tengo una felicidad enorme.
¿Y cómo está tu taller ahora?
Hermoso, la verdad que sí, hermoso. Siempre estoy con las clases, actualmente de cerámica. Antes por ahí daba de pintura y de cerámica, ahora sólo abrí de cerámica. Yo venía con cuatro grupos, después de pandemia, quedé dando clases en forma virtual con aquellas personas que querían seguir, que se podían adaptar, digamos, a la virtualidad, y con los materiales que tenían en sus casas. Después de aquellas que extrañaban mucho el taller, me esperaron a que retome las clases presenciales. Y después ya me quedé solo con tres grupos, y estamos muy bien…
¿Y cómo es una clase en tu taller, Gaby? ¿Qué es lo que se empieza a hacer, cómo continúa y cómo finaliza la clase?
Yo doy una vez por semana, dos horas, y por ahí quieren un poco más… Porque me dicen que dos horas es poquito. Porque, uno le agarra cariño, a todo… al lugar, a lo que se hace y a las compañeras. Entonces, es como un momento muy placentero que lo esperás hasta la otra semana. Y bueno, al ser docente de Artes Visuales, tengo como esta forma de trabajar algún método gradual, empezamos por lo básico y después vamos complejizando las técnicas. Tengo alumnas de muchísimos años, de diez, quince años, conmigo. Entonces como que tienen otro recorrido, pueden elaborar otro tipo de piezas. Y bueno, yo horneo todo en horno eléctrico, pero hacemos alguna jornada, una o dos veces al año, de una quema alternativa donde hacemos algún encuentro en la casa de alguna de las alumnas, en algún campo, digamos… a leña, carbón… pasamos todo el día juntas, vamos variando las técnicas, eso es lo interesante.
Y en ese transcurrir, ¿se genera ya alguna pieza o es todo un proceso que va llevando varias clases hasta que se genera el horneado, por ejemplo…?
Sí, lleva varias clases. Nosotros trabajamos con arcilla o pasta… Que la compramos, uno puede hacer su pasta o puede comprarla. Si la vas a hacer, tenés que comprar toda la materia prima que viene en polvo, vas haciendo tu fórmula, de pasta que tiene que ver con la temperatura a la cual vas a hornear. Hay pastas o arcillas que van a una temperatura menor, como por ejemplo, las rojas, vienen las ollitas que uno compra en el norte. Esa pasta va como a una temperatura un poquito menor. Estamos hablando de novecientos grados, mil grados, hasta ahí. Después ya tenemos una pasta blanca, que es la que estamos usando nosotras. Usamos roja y blanca. La blanca la podemos llevar a un poquito más de temperatura. Generalmente dentro de mil veinte, mil cuarenta grados, la podemos llevar un poco más… Y después ya tenemos las pastas de alta temperatura, como por ejemplo, la porcelana que se puede hornear a mil doscientos, mil doscientos treinta, mil doscientos cincuenta, mil doscientos ochenta. Por eso, la cerámica requiere de un horno especial, que pueda llegar a esa temperatura. Porque hay gente que dice, yo puedo hacer en casa y después lo meten al horno de la cocina, y no. No te llega la temperatura, no vas a hornear. Entonces, el proceso es: diseñamos la pieza, después la modelamos y hay muchas técnicas de levantado de piezas… Vos podés modelar solo con tus manos… Podés usar moldes, podés trabajar con plancha, podés trabajar con rollito, y ahí vas construyendo la pieza. Yo generalmente trabajo como si fueran guías. Y para que no sea todo objeto utilitario durante el año, tratamos de hacer una escultura al año… Algo que no sea utilitario, que podamos mirarla desde otro lugar, y que podamos usar otro tipo de recursos. Son como pasos que vamos siguiendo, pero cada una dentro de esas técnicas puede elegir qué hacer. Y una vez que la pieza está, finalizada, también trabajan en el esmaltado de esa terminación. La pieza se va arreglando mientras se va secando. El tiempo de secado es bastante largo, más que nada ahora en invierno, y con la humedad tardan más las piezas en secarse. No es lo mismo trabajar en verano que en invierno. Con respecto a esto del secado de la pieza… Una vez seca, sí se puede, decorarlas, hay técnicas que son para trabajar con la pieza cruda, otras no… Entonces, podemos, no solo lijarla, por ejemplo, cuando está bien seca, sino también pintarla, pueden decidir que la pieza quede ahí nada más, o pueden decidir ponerle un esmalte, que sería lo que recubre, sería como el acabado final, y después vuelve al horno otra vez. Eso sería como lo básico, hay técnicas que van en una tercera horneada, podemos hornear tres, cuatro veces, cinco, depende de lo que vayamos haciendole a la pieza. Pero, por ejemplo, una taza común tiene dos horneadas.
¿Y cuáles son los productos para poder pintar esa pieza o con qué trabajan?
Lo que conseguimos nosotros es en polvo, que son pigmentos, óxidos y no esmaltes. Acá en Los Toldos no conseguimos nada, podemos comprar algo en Junín, que hay un negocio que empezó a vender productos cerámicos, y si no, tenemos que comprar en Buenos Aires. Tenemos que hacer un pedido, mandar comisionista o que te lo envíen. Es algo como muy exclusivo la cerámica… no se vende en cualquier lado. Son cosas hermosas que uno puede hacer… La cerámica tiene varias cuestiones que puede ser que la meta no llegue al final esperado, porque se te puede romper en el proceso de elaboración, o en el secado, o dentro del horno, o capaz que ya hiciste una horneada y después le pusiste el esmalte que la va a proteger, que la va a cuidar y salió mal del horno. Es como que, la cerámica te lleva a experimentar un montón de sensaciones. Y es un proceso. Es un proceso lento… los que son ansiosos tienen que adaptarse y frenar un poco la ansiedad. Tenés que ejercitar la paciencia, porque durante varias clases, estás elaborando y te llevás lo que hiciste, capaz que un mes después.
Antes de finalizar esta entrevista, quiero preguntarte por tus productos, por lo que vos hacés… ¿Cómo se llama tu marca, cómo estableciste qué productos podés elaborar, y ofrecer al público?
Mi marca es Viento y Alas, pero en realidad me buscan por mi nombre, Gaby Guastelli. Por ejemplo, en Instagram, estoy como @gabyguastelli, así de simple. En cerámica hago de todo un poco, lo que más estoy haciendo ahora son números de casas, algo de utilitarios, sale siempre el mate, la taza, el cuenco, eso se vende un montón. Después, a mí me gusta hacer mucho por ahí murales, murales chiquitos, como para cubrir canillas, que eso hice para mi casa, fuentes, alguna bacha, por ejemplo, para el baño. Azulejos para la pared del baño, de la cocina, es como muy amplio, y a mí me gusta hacer de todo, también tengo una producción chiquita de lo que tiene que ver más con lo expresivo, hago series de animales… estuve trabajando con animales en peligro de extinción y lo hago, bien a mi manera.
Y si alguien tiene un logo de una institución o de una empresa, qué quiere en algún momento especial, plasmarlo en algún elemento de cerámica, ¿eso es posible…?
Sí, se puede hacer. He hecho un par de cosas puntuales para, por ejemplo, una chica que se recibió de nutricionista, las amigas le quisieron regalar algo de vajilla con el logo de ella, para que pueda presentar sus platos. Y eso lo hice. Sí, porque veces tiene otro valor, para quien regala o para quien pueda regalar a otras personas. Es bien personalizado.
¿Tenés algún momento en el que vos decís, voy a exponer o voy a llevar… participás de las ferias, te compran en tu casa? ¿Cómo podemos hacer este vínculo con el público?
Más que nada, me buscan por Instagram o en el Facebook o aparecen en el Taller. Hay gente que va una tarde, cuando me ve que estoy trabajando y listo… Y ahí me encarga cosas o me compra cosas. A las ferias voy a algunas, no voy a todas. Por ejemplo, el año pasado estuvimos, pero con las chicas de taller, con mis alumnas, mostrando lo que hacemos. En la feria grande que se hizo para el día del pueblo, en noviembre, para el 2 de noviembre, estuvimos ahí.