Así lo recuerda Fabela Vitale, maestra jardinera durante 30 años. Hoy, en un día muy especial, quisimos entrevistarla ya que fuimos testigos de que dejó huellas en los corazones de muchos niños y niñas de nuestro pueblo. El recuerdo de su ternura y su dedicación perdura entre los relatos de las infancias de aquellos que nacieron en la década de los 80, 90 y 2000. Fabela hoy está jubilada, y después de haber sido la «Seño» que todos quisieron tener, nos cuenta su experiencia.

El Día de la Maestra Jardinera en Argentina se celebra el 28 de mayo en conmemoración a Rosario Vera Peñaloza, una destacada educadora y pionera en la enseñanza preescolar. Se celebra el Día de los Jardines de Infantes y el Día de la Maestra Jardinera en reconocimiento a su labor y legado en la educación temprana.
Rosario Vera Peñaloza nació el 25 de diciembre de 1872 en la pequeña localidad de Atiles, en La Rioja. A sus 10 años de edad había perdido a su madre y padre, hechos que marcaron su niñez y la impulsaron a mudarse a San Juan, junto a sus tres hermanos y sus tías. En esta provincia cursó su formación primaria, para luego volver a su tierra natal para tomar la carrera de magisterio y obtener el título de maestra normal.
Se trasladó a Paraná, Entre Ríos, para continuar su formación académica, camino que le llevaría a conocer a Sara Eccleston, docente estadounidense y figura importante en el mundo de la educación argentina. A sus 20 años consiguió el título superior de enseñanza. En 1898, con tan solo 24 años, fundó el jardín de infantes anexo de la Escuela Normal de La Rioja, en Atiles. Este modelo de institución sirvió como inspiración y fue replicado en otras sedes de Buenos Aires, Córdoba y Paraná.
Dedicó los siguientes años a la docencia y a fundar otros jardines de infantes. Recorrió el país en búsqueda de aprender y ampliar sus conocimientos en pedagogía, lo que la convirtió en una referente de la formación escolar y su transformación en el país.
Rosario Vera Peñaloza falleció el 28 de mayo de 1950 y, en cada aniversario de su muerte, se recuerda su labor y el de todas las maestras jardineras.

En este día tan especial y en representación de muchas maestras jardineras, elegimos a Fabela para que nos cuente sobre el recorrido por su carrera, la vocación por su profesión, y el compañerismo como bandera.
RD ¿Qué te motivó a ser maestra jardinera?
FV Creo que empecé a sentir que esa era mi vocación desde que yo fui al jardín, en la localidad de Arribeños. En esa época, los jardines tenían sala de cuatro y sala de cinco. Empecé con dos años como oyente. Me aceptaron porque en el jardín había pocos chicos. Desde ese momento quería ser maestra jardinera. Y jamás cambié. Siempre lo dije y siempre lo sostuve durante el tiempo.
RD ¿Cuándo empezaste a trabajar y durante cuántos años? ¿Qué jardines recorriste?
FV Bueno yo empecé a trabajar a los 19 años porque soy maestra de primaria, me recibí maestra de primaria antes de ser maestra inicial y ahí a los 19 años trabajé en primero y segundo grado en la localidad de Zavalía, pero después de eso ya había empezado a cursar mi carrera en inicial y después de esa experiencia que fue una maravillosa experiencia…. me dediqué exclusivamente a la educación inicial, lo hice durante 29 años y mi carrera se desarrolló salvo cortas suplencias por otros lados… exclusivamente en los jardines de Zavalía, Baigorrita y el Jardín 901.
RD Tenes alguna anécdota que quieras compartir…
FV Bueno, una anécdota que quiero compartir, si bien hice memoria, lo pensé, lo repensé… creo que específicamente no hay ninguna, aunque todos los días fue una aventura diferente, todos los días salía con alguna historia diferente, por alguna situación particular. Los juegos, la risa, los cuentos, las charlas con mis alumnos y compañeras formaron parte de anécdotas, de miles de anécdotas de todos los días, no podría destacar una.

RD ¿Cuáles fueron los desafíos más grandes que enfrentaste en tu carrera? ¿Y cuáles fueron los momentos más lindos?
FV El desafío más grande fue convertirme en vicedirectora del mismo jardín que me dio la posibilidad de dar los primeros pasos, que fue el Jardín 901… ya que, bueno, era otro rol, requería otras responsabilidades, otras capacidades, fue digamos… mi gran desafío.
Los momentos más lindos que guardo en mi corazón fue formar parte… tuve la posibilidad -gracias a Dios- de formar parte de la infancia de tantos niños y niñas. La diaria, los juegos, los cuentos, las canciones, las charlas, los trabajitos, los momentos compartidos, las experiencias, las sorpresas, todo. Todo fue lindo, todo fue hermoso y atesorado en mi corazón.
RD ¿Qué consejos les darías a las maestras que recién comienzan en la profesión?
FV A las chicas que están empezando… les diría que se agachen, que se agachen porque a los nenes hay que mirarlos los ojos, que no pierdan de compartir las risas con ellos, junto con ellos, que estén ahí para contenerlos y secarles sus lágrimas, que no les falten abrazos y besos. Otra cosa importante es la escucha, la escucha atenta, cuando te dicen “Seño sabías qué…”, que vivan esa experiencia, porque esta etapa es como ya lo dije, maravillosa y tienen que dejar un lindo recuerdo en ellos. Yo diría que creen un vínculo desde el amor y trabajen con el corazón. Que ésta no es una simple profesión o trabajo, es una entrega, es vocación.
RD Algo que quieras agregar o destacar…
FV Algo que me gustaría agregar es destacar a las compañeras, el grupo que se formó, que fueron increíbles compañeras, que compartimos con ellas cada proyecto, cada propuesta, y todas con el mismo entusiasmo, con el mismo amor, con la misma vocación. Eso creó una fortaleza en mí que pude compartir con ellas ese codo a codo y el trabajar en compañía, en grupo.
